Continuamos trayecto, en este diario de pensamientos.
La noche, periodo de oscuridad y a la vez de escenario de tantas cosas fascinantes, sueños, temores, miedos, descanso,..... la noche que se nos parece tan simple, tan nada y a la vez tanto.
Cuantas veces ha servido de pañuelo para las mentes atormentadas que aprovechan estos momentos de soledad para dejar emanar sus lagrimas de desesperación ante la imposibilidad de sacar algo en claro de nuestras pequeñas o grandes neuras del día.
Momentos que muchos aprovechan para dar rienda suelta a sus deseos más intimos donde los cuerpos pierden su forma habitual, para pasar a ser todo aquello que a nosotros o a la persona amada pueda llevar a sentir emociones, sensaciones, extasis de placer ( o con quien en ese momento nos apetezca y comparta nuestros deseos). Aunque personalmente opino que no es necesaria ni la noche, ni la cama para todos esos deseos de placer.
La noche compañera para mi, confesora de secretos y de penas escondidas, siempre he padecido de imsonio, por lo que comprendereis que la noche a significado para mi el descubrimiento personal de hasta donde puede llegar mi imaginación, para sustituir la falta de ciertas necesidades personales que no he conseguido cubrir, y que mi mente desarrolla hasta limites de los que os escandalizariais.
Y su fiel guardiana La luna, misteriosa y bella, complice y huidiza, donde refugiar la vista en sus distintas formas, que a mi tanto me fascinan.
Espero perder un poco de este empalagoseo y dar algo más interesante, pero de momento es lo que hay.
Hay queda eso.
